La cancha ya está rayada, inclusive.
Rayada encima de un césped que no demuestra, todavía,
condiciones de uso.
Porque quién conoce un mínimo de gramados donde se
juega al fútbol, debe notar que el del estadio Siles de La Paz, no está en
condiciones de ser pisado y mucho menos en disputas severas.
Y la pista atlética, que no será olímpica, por lo
tanto no será oficial, es otra muestra de falta de planificación. Perdieron la
gran oportunidad de agrandárla.
La presión y el apuro son los mayores y mejores “amigos”
de la política boliviana.
De esos amigos que uno quiere ver lejos.
Un poco de buen senso no costaría nada, para que esa
obra perdure.
Al final, cabe preguntarse: ¿A quién interesa la rápida reapertura del estadio Hernando Siles?
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