jueves, 11 de octubre de 2012

QUIÉN GANA Y QUIÉN PIERDE CON LA SELECCIÓN BOLIVIANA DE FUTBOL

Siempre que la selección nacional de futbol tiene un partido oficial, despierta surtos de nacionalismo, patriotismo y otros ismos.

Aparecen los habituales hombres y mujeres públicos deseando la victoria. Surgen mujeres queriendo ir al estadio sin tener la mínima noción de lo que es el futbol.

Periodistas deportivos, sobre todo de radio y televisión, quieren aparecer más que los propios jugadores, sin darse cuenta que los artistas son los jugadores y no los comunicadores.

Las revistas matinales televisivas son invadidas por gentes que juran amor eterno a la selección y las simpáticas conductoras y sus acompañantes conductores visten vistosas camisas verdes para demostrar su convicción de que la selección representa a la patria misma.  

En realidad, lo que todos buscan, a su turno,  es la fórmula para vender más y lucrar con la selección.

Es una constatación de que todos los que trabajan en torno al pobre futbol boliviano en general y a la selección en particular, lucran mucho más que los propios jugadores que no solo son dueños del espectáculo como también los que sudan la camisa.

Y dependiendo del resultado, los jugadores de la selección serán villanos o héroes hasta el próximo cotejo. No hay término medio.

Es un círculo vicioso que viene creciendo asustadoramente desde que la globalización tomó cuenta del deporte en el mundo y que, dentro de nuestras limitaciones deportivas y económicas, también penetró en Bolivia.

Mientras eso ocurre, la educación física en las escuelas se limita a media hora de peloteo en las minúsculas canchas del país.

¿Y la FIFA? Bien gracias.

 

 

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