O cuando un equipo pierde desde el banquillo
Una cosa, es, sin duda, clara: Bolívar tiene, hoy, mejor elenco y un entrenador mejor preparado, inclusive emocionalmente. Factores decisivos en cualquier contienda deportiva y que decidieron el pleito a su favor (3 x 1) frente a The Strongest que no jugó mal, pero fue menos.
Muchos partidos se deciden dese el banquillo o, mejor, desde la silla del entrenador, porque cuanto menos veces éste deja el lugar, mejor.
Un entrenador solamente necesita levantarse de su cadera, cuando su equipo necesita de su orientación urgente. Levantarse para gritar cualquier cosa a sus jugadores, contribuye para dejarlos más nerviosos. Las orientaciones se las da en la preparación de la semana previa al juego, en la charla técnica horas antes y en el intervalo.
Mauricio Soria, otrora buen arquero, tenía los nervios proporcionalmente capacitados para explotar. Por lo visto, su temperamento continúa el mismo (Permítanme este paréntesis: Julio Cesar Baldivieso ídem.) lo que perjudicará su carrera, como está perjudicando a su equipo.
Del otro lado, critico también el comportamiento de Miguel Ángel Hoyos que, como todo (o casi todo) argentino, le gusta aparecer para el público y para las cámaras. Sin embargo, tiene una diferencia, es más condescendiente con sus dirigidos, a quienes se dirige siempre con una palabra de aliento, dentro y fuera de la cancha.
Para mí, en el fútbol hay lógica.
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