viernes, 22 de abril de 2016

THE STRONGEST FUE MERECIDAMENTE ELIMINADO

Como Chumacero, los jugadores de The Strongest solo fueron alma, vida y corazón. Les faltó fútbol.
Dentro del campo de juego, los futbolistas de The Strongest, frente al Sao Paulo, procuraron los dos goles que les daría la clasificación, no hay que negar.

Procuraron de todas las formas; dominaron el partido, tuvieron la pose balón, atacaron, en fin, buscaron la victoria. Y no la consiguieron.

¿Qué pasó?

Pasó que al frente tuvieron a un equipo que sí, sabía lo que quería, el Sao Paulo.

Bauza, su entrenador, colocó en la cancha a 11 jugadores que le responderían a su planificación para las circunstancias. Y algunos de ellos no eran titulares.

Mientras el equipo de The Strongest era, todo alma, vida y corazón, el onceno de Sao Paulo era razón. Razón para marcar disciplinadamente y hasta para ganar o perder tiempo. Y razón para buscar y conseguir los balones parados, como alternativa para llegar al gol. Y así fue.

Después del empate en el primer tiempo, cuando los dos goles ya habían sido marcados (Ernesto Cristaldo, a los 28´, y Jonathan Calleri, a los 43´), el entrenador  argentino, Bauza, del equipo brasileño, a los 65´, sacó la carta que tenía guardada: Paulo Henrique Ganso, quien se encargó de dar el ritmo a un partido en el que el tiempo era un factor a considerar.

El equipo de The Strongest era siempre para adelante, pero en los moldes de una gran manifestación callejera, que se sale del control de sus cabecillas. Perdió el rumbo.

Los pelotazos y cruces rumbo al área grande saopaulina, eran los únicos argumentos. Muy poco.

Y perdió la clasificación por falta de planificación de organización, dentro y fuera de la cancha.

Porque los dirigentes llegaron al absurdo de permitir que una persona que llegó 24 horas antes al país, el entrenador César Farías, entre a la cancha para dirigir a un equipo cuyo elenco no conoce. Porque para conocer a un jugador no es suficiente saber que él es zurdo o diestro, o que cabecea bien y tiene una buena impulsión, es mucho más que eso. El jugador de fútbol es una persona con carácter y comportamiento. Y a esa persona se la conoce a través del tiempo, de los entrenamientos, de la convivencia.

Por todo ello, The Strongest, al igual que Bolívar, no merecía estar entre los mejores 16 equipos del torneo, porque para eso, es necesario ser una institución profesional.


Y está por demás demostrado que en Bolivia las instituciones futbolísticas están profesionales, no son profesionales. Dos verbos completamente distintos.  

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