Corinthians ya está en Cochabamba.
El Campeón de la Libertadores y Mundial
interclubes, se encuentra aclimatándose en la ciudad el Valle (foto), con un
clima agradable, un cielo despejado y una humedad relativa muy apta para el
organismo de quien viene de una de las ciudades más contaminadas del mundo como
es São Paulo.
Por la noche, la delegación corintiana tendrá
la oportunidad de saber (y ciertamente admirar) cómo es una ciudad con
estrellas; quien sabe perciben que el cielo nocturno no había sido negro, mas,
sí, azul.
Creo que el trabajo del cuerpo médico brasileño
será arduo pero científicamente provechoso, ya que podrán descubrir cómo se comporta
el metabolismo de los jugadores brasileños respirando aire puro, pues
están acostumbrados a la inhumana contaminación ambiental y a los olores
fétidos del río Tietê, a cuyas orillas se encuentra la sede del Corinthians lugar de sus entrenamientos.
Mañana, día del juego, el cortejo corintiano se
trasladará a Oruro, ciudad que posee también un medio ambiente muy agradable,
casi similar al de Cochabamba, pero, claro, más elevado con relación al nivel
del mar.
Sigamos el raciocinio del periodista Juca
Kfouri y de casi la totalidad de los periodistas deportivos brasileños: “jugadores
del Corinthians, cuidado, no entren al campo de juego (foto) corriendo, no
disputen los balones con los adversarios, peor, no intenten hablar mucho, ni
mucho menos gritar, pues corren peligro de escupir sangre debido a la altura.”
Y yo aumento:
corintianos, dejen que el San José utilice (como todo el futbol boliviano) su
arma principal: la altura. El resultado en Oruro no interesa mucho, porque
ustedes, podrán dar la respuesta en São Paulo, utilizando, también, sus armas
principales: su contaminación ambiental (poluição), aliada al
calor sofocante de São Paulo y la excelente humedad ambiente proveniente de las
inundaciones permanentes de los rios Pinheiros y Tietê.
Como ven, lo que menos importa es el futbol.
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