martes, 26 de febrero de 2013

LAS HINCHADAS ORGANIZADAS DEBERÍAN SER PROHIBIDAS EN BOLIVIA. Somos todos culpables por la muerte de Kevin.


Había dos hinchadas en el estadio y ambas portaban productos inflamables, agresivos, peligrosos. Alguien de la hinchada brrasileña accionó el señalizador y mató a Kevin Beltrán Espada, de 14 años, hincha de San José, en plena general del estadio Jesús Bermúdez. La persona asesina ciertamente aparecerá.

 

Pero el episodio debe convencernos de que en Bolivia estamos accionando permanentemente señalizadores que nos indican culpabilidad de todos los que estamos de cierta forma ligados al futbol, porque venimos fomentando actividades que bordean la marginalidad ejercida por las llamadas barras bravas o hinchadas organizadas.

 

1.       Los dirigentes del  futbol, porque impulsan las actividades de esas organizaciones por medio de la entrega de ingresos gratuitos a los estadios y atienden a sus pedidos y chantajes, inclusive para viajes.

 

2.       La policía por no estar preparada profesionalmente para actuar en eventos deportivos con público cargado de emociones  permanentes.

 

3.       Las autoridades de gobierno, por no entender que el futbol es de interés público y por no implementar políticas destinadas a garantizar los derechos de las personas asistentes a los estadios.

 

4.       Los jugadores, por entender que deben y tienen que conmemorar sus goles junto a los alambrados en donde esos hinchas cuelgan sus mensajes agresivos y de un mal gusto alarmante, con el único objetivo de ganarse su simpatía. 

 

5.       Y los periodistas, por pedir a los clubes entradas para los partidos de futbol destinadas a sortearlas entre los hinchas, lo que no deja de ser una compra de audiencia;  por dar cobertura a las barras bravas, pese a que el comportamiento de estas organizadas es frontalmente contrario al concepto de deporte; y por no fiscalizar ni denunciar el comportamiento antideportivo.

 

6.       ¿Faltó alguien¿ Ah, sí, la propia hinchada que se sujeta a ser inocente útil de personas inescrupulosas que viven como “hinchas profesionales” y que manipulan sentimientos para sus propios intereses.

 

Con ello, estamos fomentando la existencia de barras bravas que riegan odio y agresividad preparando ciudadanos que a van a los estadios con otros objetivos  que no precisamente asistir a un espectáculo deportivo.
 
Texto originalmente escrito y publicado en www.late.com.bo 

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