jueves, 10 de mayo de 2012

BOLÍVAR, UNA PENA, NO SE ENTERÓ QUE SANTOS JUEGA FUTBOL

“Nosotros no sabemos pelear, solo sabemos jugar”.

Así escribí mi comentario previo, respecto de las palabras del entrenador Murici Ramalho, del Santos FC, que apabulló por 8 a 0 al Bolívar en la Vila Belmiro por la Copa Libertadores de América.

Quien entendió mis palabras escritas, obvio, debe haber comprendido que a un equipo como el Santos, con jugadores fuera de serie, no se lo puede provocar a plan de golpes, como lo hicieron los jugadores de Bolívar en La Paz e intentaron hacer en la Vila.

La actitud de los jugadores de Bolívar en La Paz, acompañados de ciertos antisociales de la hinchada bolivarista, hizo con que los santistas se fueran del Siles con una espina en la garganta y colocasen algo de su amplio repertorio futbolístico traducido en 8 tantos que pudieron haber sido 10 o 12.

No creo que haya venido de Hoyos la orden de intentar parar a Neymar y Cia. en los dos cotejos confundiendo garra con agresión. Pero si lo fue, sería un entrenador que no sirve para cosas mayores, pues futbol no es sinónimo de pelea, porque no siempre gana el más fuerte, pero, sí, el más hábil. Y cuanto más hábiles tiene un equipo, mayores serán las posibilidades de victoria.

Santos, a partir del minuto inicial del segundo tiempo frente a Bolívar, comenzó el primer entrenamiento con público pagante para enfrentar al Vélez Sarsfield, el próximo jueves, 17, en Buenos Aires, por las cuartas de la Libertadores; el segundo entrenamiento con público e ingresos, será el próximo domingo cuando enfrente al Guaraní, por la final del campeonato paulista que los de Ramalho ya tienen en el bolsillo pues el cotejo de ida lo vencieron por 3 a 0.

Cuento eso, porque noto que Ángel Guillermo Hoyos, parece que no sabía del poder del Santos dentro de su cancha y quiso enfrentarlo sin tomar las debidas providencias:

a)      Esperar las salidas del Santos (pues tenía obligación de victoria) para contraatacar;
b)      Jugar al futbol y no agredir;
c)      Respetar a un adversario sabidamente superior.

En fin, se puede perder, es parte del juego llamado futbol, pero hay que saber perder con dignidad porque quién pretendiere vencer agrediendo al adversario, no será un vencedor, apenas será eso: un agresor.

A los machitos de turno es bueno recordarles que futbol no se juega con huevos, se lo hace con un balón.

Los verdaderos futbolistas responden a sus agresores con goles que se los conmemoran con rabia.

La foto que ilustra esta nota lo dice todo.





      

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