Se me
ocurre que Bolivia no fue quién perdió el partido, más bien, Chile lo ganó.
Porque un buen
equipo debe saber defenderse bien y aprovechar las oportunidades que se le
aparecen. Y los de Borghi tuvieron mucho oficio para esperar, pacientemente,
las fallas bolivianas. Al contrario, el equipo nacional no supo convertir 4
jugadas claras de gol.
El primer
tiempo, el equipo boliviano atacó bastante, pero desordenadamente.
El 4-4-2 de
Quinteros, más que táctico, fue de correría, y además perjudicado por la
inoperancia de Pedriel un centro delantero poco solidario, pues no colaboraba
en la marca y poco fustigaba a la defensa adversaria. Es bueno advertir que la
mayor parte de los equipos del mundo, inclusive selecciones, cuando el
adversario está en pose del balón, marcan con 5 atletas en el medio sector,
tanto en el 3-5-2, el 4-3-3 o en el tradicionalísimo pero funcional 4-4-2.
Chile que lo diga, porque después de recuperar de balón en el medio campo, Aránguiz (foto)
marcó el gol de apertura al final del primer tiempo.
Más
cancheros, los chilenos iniciaron el segundo tiempo con una consigna muy
conocida en el fútbol: esperar que el adversario (con desventaja en el marcador)
parta para el ataque y en ese cometido cometa un error también conocido: el
desorden.
El equipo
boliviano no solo se fue desordenando como también, en su crónica ingenuidad,
comenzó a golpear al adversario, en vez de marcar; fue así que después de una
fuerte entrada de Méndez en Alexis Sánchez, el lateral “Matraca” Gutiérrez lo agredió
con el balón cuando el chileno ya estaba en el suelo.
Fue debido
a ese desorden táctico, al nerviosismo y a la ingenuidad de los bolivianos, que los
chilenos marcaron el segundo gol, por medio de Vidal, para determinar el
contaje final.
El
entrenador Gustavo Quinteros (también ingenuo), tuvo sus errores; el más claro fue haber
mandado al equipo para el segundo tiempo sin cambios. En los pocos minutos que
estuvo en el campo de juego, Andaveris fue el hombre que más peligro llevó al
arco rival, así como Cardozo, que le dio más velocidad al medio sector, al
contrario de Escobar, en tarde poco inspirada, lo que no pasó con Jhazmani Campos, de lejos, el más talentoso de la tarde y no debería haber salido.
Arbitro
Pese a su pésima
actuación, no creo que el árbitro ecuatoriano Charles
Aránguiz haya sido responsable por el resultado.
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