lunes, 5 de diciembre de 2011

LA DIMENSIÓN DE FERREIRA


Por Juan Manuel del Valle

No importa el funcionamiento de su equipo. No importa si juega bien o mal. Tampoco importa si domina o es apremiado por el rival. Eso no interesa. Mientras Bolívar tenga en la cancha a William Ferreira lo demás es secundario. Salvador en momentos difíciles. Siempre saca del apuro a los celestes. Antes y ahora. Como en el clásico del sábado. Indiscutiblemente, la Academia era más equipo. Superaba por tierra, mar y aire a un The Strongest que sigue sin funcionar. Y que juega este tramo final del Apertura, gracias a la goleada conseguida el miércoles ante los suplentes de Oriente Petrolero y a un buen momento futbolístico de Escobar. En esa circunstancia tan favorable faltaba conseguir la ventaja. Y en la primera intervención que le cupo, anotó el único gol del partido con un disparo fuerte, seguro. Tan contundente que fue una puñalada para los atigrados. Triangulación previa que tuvo protagonistas tan claros en Campos y Abdón Reyes –reencontrándose con su nivel-, dos usinas para el oriental pueda, sencillamente, proceder a la definición. ¿Quién se atreve a discutir al artiguense? Es capaz de hacer goles en partidos complicados. También en clásicos. Convirtió 16 y está a la par del peruano Hirano. Y le falta un tanto para igualar en la historia clásica al tarijeño Salinas. En tan solo dos años, Ferreira cimentó una gran carrera en nuestro fútbol. Unánimemente es el actual ídolo del pueblo bolivarista. Gracias a las 84 conquistas logradas desde su llegada, en 2009, desde Defensor Sporting. En una época donde escasea el gol y cualquier delantero de medio pelo es pagado a precio de oro, Ferreira –futbolista mejor pago del celeste- se gana cada moneda que gana. En Bolívar, lo cuidan. Conocen su valía. Su juego es sencillo. Movilidad entre los vértices del área contraria. Se repliega, también, unos metros para asociarse con sus compañeros, conscientes del temerario artillero al cual hay que usufructuar para ganar. Y lo más importante: concreta goles. Muchos goles. Su ausencia en algunos partidos de este año fue lapidaria: los bolivaristas no le hicieron un gol a nadie. Así de concluyente. Es necesario dimensionar a un futbolista que aporta y desnivela por sí mismo. 22 tantos logrados durante el presente años, 16 en este Apertura. No es poca cosa. Es un hombre capaz de ganar un partido por él mismo. En el fútbol boliviano un elemento desequilibrante para el medio. En un presente donde el elemento nacional está empobrecido y hasta su presencia es consumar decepciones como Castillo y Botero. Es goleador. Los goles se pagan en el mundo. Los hinchan lo disfrutan, particularmente los académicos.

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