El entrenador del Real Madrid, Mourinho, comprobó, en los cuatro juegos últimos contra su tradicional adversario, el Barcelona, que realmente es uno de los mejores del mundo, si no el mejor.
En poco tiempo, armó (con los mismos elementos) un cuadro capaz de parar al mejor equipo del momento, inclusive le arrebató la Copa del Rey.
Las sospechas lanzadas por Mourinho, respecto del trabajo de los árbitros y el tratamiento favorable que dispensan éstos al equipo de Guardiola,fueron debidamente comprobadas sobre todo en el último encuentro (empate 1 x 1), ocasión en que el Madrid podría haber cambiado el curso de la historia, si no le hubiese sido anulado un gol legítimo, gol que abriría el marcador.
El Barça irá a la final de la Copa de Campeones de Europa contra el Manchester, en el mítico Wembley, el 28 de mayo, pero su clasificación quedó definitivamente manchada.
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