viernes, 1 de abril de 2011

LA INJUSTICIA CON LA SELECCIÓN INVICTA DE 1963



En la foto, parados, de izquierda a derecha: Arturo López; Wilfredo Camacho (capitán), Roberto “Pocho” Cainzo, Vargas, Max Ramirez y “Pichón” Herbas. Agachados: Ramiro Blacutt, Máximo Alcocer, Ausberto García, Víctor Agustín Ugarte y Fortunato Castillo. Fue entrenador el brasileño Danilo Alvin.



Es conocida y aplaudida la afición del presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, por el fútbol en particular y el deporte en general.



Como es practicante, no se le puede acusar al primer mandatario de aprovecharse del fútbol para recaudar simpatías. Le gusta, lo practica y apoya.



Mejor para el deporte y para los deportistas bolivianos.



Lo único que me atrevería a pedirle es que como un justísimo homenaje a los campeones invictos del Campeonato Sudamericano de Fútbol de 1963, el Estado boliviano les dé su debido lugar como deportistas y como seres humanos.



Hay un Decreto en el que se determina que los seleccionados que lograron la mayor conquista de la historia del deporte nacional, tengan ingreso gratuito a todos los eventos deportivos que se realicen en el territorio nacional.



Pero, cada vez que la selección nacional tiene encuentros oficiales como las Eliminatorias, por ejemplo, los capitaneados por Wilfredo Camacho tienen que rogar e implorar para que la Federación Boliviana de Fútbol les otorgue los ingresos que por derecho tienen. Lo propio pasa cuando equipos nacionales juegan la Libertadores y la Sudamericana.



Hasta ahora, 48 Años después de la conquista del 31 de marzo de 1963, ningún deportista nacional contribuyó tanto para que Bolivia figure en los anales del deporte mundial, como los campeones invictos. En lugar de agradecimiento permanente, muchos sufren el olvido, y, peor, varios murieron pasando necesidades económicas.




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