Así escribí
mi comentario previo, respecto de las palabras del entrenador Murici Ramalho,
del Santos FC, que apabulló por 8 a 0 al Bolívar en la Vila Belmiro por la Copa
Libertadores de América.
Quien
entendió mis palabras escritas, obvio, debe haber comprendido que a un equipo
como el Santos, con jugadores fuera de serie, no se lo puede provocar a plan de
golpes, como lo hicieron los jugadores de Bolívar en La Paz e intentaron hacer
en la Vila.
La actitud de
los jugadores de Bolívar en La Paz, acompañados de ciertos antisociales de la
hinchada bolivarista, hizo con que los santistas se fueran del Siles con una
espina en la garganta y colocasen algo de su amplio repertorio futbolístico
traducido en 8 tantos que pudieron haber sido 10 o 12.
No creo que
haya venido de Hoyos la orden de intentar parar a Neymar y Cia. en los dos
cotejos confundiendo garra con agresión. Pero si lo fue, sería un entrenador
que no sirve para cosas mayores, pues futbol no es sinónimo de pelea, porque no
siempre gana el más fuerte, pero, sí, el más hábil. Y cuanto más hábiles tiene
un equipo, mayores serán las posibilidades de victoria.
Santos, a partir
del minuto inicial del segundo tiempo frente a Bolívar, comenzó el primer
entrenamiento con público pagante para enfrentar al Vélez Sarsfield, el próximo
jueves, 17, en Buenos Aires, por las cuartas de la Libertadores; el segundo
entrenamiento con público e ingresos, será el próximo domingo cuando enfrente
al Guaraní, por la final del campeonato paulista que los de Ramalho ya tienen
en el bolsillo pues el cotejo de ida lo vencieron por 3 a 0.
Cuento eso,
porque noto que Ángel Guillermo Hoyos, parece que no sabía del poder del Santos
dentro de su cancha y quiso enfrentarlo sin tomar las debidas providencias:
a)
Esperar las salidas del Santos (pues
tenía obligación de victoria) para contraatacar;
b)
Jugar al futbol y no agredir;c) Respetar a un adversario sabidamente superior.
En fin, se
puede perder, es parte del juego llamado futbol, pero hay que saber perder con
dignidad porque quién pretendiere vencer agrediendo al adversario, no será un
vencedor, apenas será eso: un agresor.
A los machitos de turno es bueno recordarles que futbol no se juega con huevos, se lo hace con un balón.
Los verdaderos
futbolistas responden a sus agresores con goles que se los conmemoran con rabia.
La foto que ilustra esta nota lo dice todo.
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