En el intervalo, los jugadores santistas debatieron en
el camarín los pedidos “extraños” de los jugadores bolivaristas, pero decidieron
volver al campo de juego con el mismo ritmo, buscando más goles, pero con
respeto al adversario.
Los jugadores del Santos, decidieron jugar con todo su
potencial, después que fueron atacados por la hinchada bolivarista con frutas e
insultos al final del cotejo.
“Los muchachos estaban con un espino en la garganta y
decidieron responder en campo jugando como saben y procurando una victoria
contundente”, declaró el entrenador Murici Ramalho.
Una verdadera lección para los jugadores bolivianos que deben comprender que el adversario es para ser respetado en cualquier circunstancia.
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