Para muchos, la presencia en el banco de reservas del copresidente de Bolívar, Marcelo Claure, durante todo el encuentro en el que los celestes vencieron a Wilstermann, el último domingo en La Paz, representó “la humildad de un dirigente que quiere dar apoyo a sus jugadores”.
A pesar de sus suculentas cuentas bancarias y del apoyo dado a Bolívar, creo que el lugar del dirigente es en el palco (puede ser en la curva, preferencia o general), pero nunca en el banco de reservas.
Dentro del mundo futbolístico (me refiero al ámbito jugadores-comisión técnica), antes, en el intervalo y por lo menos media hora después de cada cotejo, el camarín o vestuario es lugar de “íntima convivencia”, similar al banco de reservas, por lo tanto, todas las personas ajenas a ese mundo, no deben interferir, así sea el presidente del club.
Es como si los jugadores o miembros de la comisión técnica de un club, quisieran permanecer sentados en la sala durante las reuniones de los dirigentes.
Cuántas personas que dicen conocer y saber de fútbol en realidad ignoran lo básico de este fenomenal deporte.
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