Dos grandes clubes de Brasil son víctimas de la mediocridad de sus dirigentes.
Cruzeiro de Belo Horizonte se suma a Flamengo de Río de Janeiro en el boicot pretendido contra las ciudades que tienen altitud arriba de los 2.500 metros.
Justo, dos glorias del fútbol brasileño que, hoy, no tienen ni el 40% de fútbol que ya mostraron en equipos formados por Zico, Leandro, Junior, Adilio, Carpegiani, Bebeto, Romário (éste comenzó su carrera internacional justamente en La Paz, cuando Brasil ganó el Sudamericano sub-20), Dirceu López, Tostão, Piazza, por hablar de algunos.
Y la mediocridad actual de estos dos clubes (noten bien, no solo digo equipos de fútbol) se debe a sus dirigentes.
Los dirigentes del Flamengo, cuando fue campeón de la Libertadores y Mundial Interclubes (foto, 1981), jamás reclamaron de la altura. Ahora lo hacen porque temen no pasar a la próxima fase del torneo sudamericano; dinero les hace falta; están endeudados hasta el pescuezo. Cruzeiro va por el mismo camino, despues de haber conquistado la Libertadores en 1976 y ´97.
Son dirigentes administrativamente incapaces, llorones, ignorantes de que hasta ahora, jamás hubo un desmayo siquiera en canchas bolivianas debido a la altura. Son dirigentes que, cuando no están en la política, están en el fútbol.
El veedor del famoso juego entre Real Potosí y flamenco (2 x 2) por la última Libertadeores, un tal Sr. Flores, declaró que los jugadores del Flamengo simularon y nunca abrieron siquiera los tubos de oxígeno. Fueron unos farsantes.
Es bueno recordar que, curiosamente, hay en Santa Cruz de la Sierra un movimiento de dirigentes que desean campeonatos regionales.
Eso significaría de facto “autonomía en el fútbol”. Sería trágico si no fuese cómico.
Solo una pregunta o, mejor, dos:
¿De dónde salió Marcelo Martins Moreno? y ¿En qué equipo juega hoy el jugador cruceño?
La campaña contra el occidente boliviano dejó de tener matices puramente políticos y está alcanzando contornos mafioso-futbolísticos internacionales.
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