jueves 15 de mayo de 2008
Por Jean Luis Arce
LIMA (Reuters) - Un gol de penal le bastó al presidente boliviano, Evo Morales, para ganarse el corazón de cientos de personas que abarrotaron el jueves un pequeño estadio limeño, en un partido en rechazo al veto de la FIFA a juegos en estadios a gran altitud sobre el nivel del mar.
Morales disputó el encuentro poco después de bajar del avión que lo trajo a Lima, ciudad situada casi al nivel del mar, para participar el viernes en la V Cumbre de jefes de Estado de América Latina, el Caribe y la Unión Europea.
El partido se celebró ante unas 2.000 personas en la sede la Universidad de Ingeniería, en las afueras de la ciudad, donde se realiza una cumbre alternativa de movimientos de izquierda.
"Este partido de fútbol está orientado a defender el fútbol en la altura (...) el veto a la altura es un apartheid en el fútbol, en el deporte," dijo Morales después en una conferencia de prensa en la sede donde se desarrollará la cita de líderes.
Vistiendo la camiseta verde de la selección de Bolivia y con el número 10 en la espalda, el mandatario enfrentó a una selección de veteranos jugadores peruanos en la que también alineó el ex candidato nacionalista a la presidencia de Perú, el militar retirado Ollanta Humala.
El partido culminó con un empate 2-2.
"Hizo un buen gol, pero el mejor gol es el que le va a hacer a la Unión Europea y a los Estados Unidos para defender la dignidad de nuestros pueblos," dijo Carmen Blanco, de 38 años, quien participa de la cumbre alternativa.
La FIFA dispuso que no puede haber partidos internacionales de fútbol en estadios situados a más de 2.750 metros sobre el nivel del mar, a menos que los visitantes tengan una adaptación a la altitud de al menos una semana, que debería ser de dos semanas si se juega a más de 3.000 metros.
Bolivia tiene un estadio en La Paz a 3.600 metros, por lo que la decisión del órgano rector del fútbol mundial ha provocado gran indignación en el país altiplánico.
Perú también ha sido afectado con la medida de la FIFA porque tiene un estadio a 2.600 metros sobre el nivel del mar, en la región del Cusco, en el sureste del país.
"En las próximas semanas va haber una reunión de la FIFA y esperamos que pueda reparar el daño, la discriminación al fútbol, que si no lo hacen ahora, estoy convencido que tarde o temprano serán juzgados sus dirigentes," afirmó Morales.
Antes del partido se vivió un ambiente de caos cuando cientos de personas que no pudieron entrar forzaron la reja de acceso al estadio e ingresaron atropelladamente entre gritos y empujones y con total ausencia de agentes policiales.
Pese al desorden, la mayoría de asistentes aplaudió la actuación del presidente boliviano.
"Nos sentimos felices de que nuestro presidente de Bolivia esté aquí jugando, va a hacerlo bien y va a hacer goles," dijo, poco antes del juego, Dolores Quispe, una boliviana de 39 años que vestía un traje típico de la provincia de El Alto y llevaba una bandera de su país.
Morales, quien saludaba a los asistentes batiendo los brazos, fue perseguido inclusive dentro de la cancha por numerosos fotógrafos que corrían tras él, mientras su seguridad trataba de apartarlos, lo que provocó risas en la tribuna.
"Ha sido un partido de amistad, por eso lo hemos dejado meter su gol," dijo desde la tribuna Juan Contreras, un sindicalista peruano, quien también asistió al evento.
(Reporte de Jean Luis Arce, Editado por Silene Ramírez)
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