Pude advertir que el futbol nacional tiene
particularidades que, de no darles un basta, pueden acarrear problemas serios
en futuro próximo.
Me refiero puntualmente al comportamiento de
los jugadores dentro de la cancha y a los entrenadores al borde de la línea.
Los primeros, buscan permanentemente engañar a los
árbitros simulando faltas y reclamando por todo y por nada durante y después de
los partidos.
Por su lado, los entrenadores “contribuyen”
para el caos interpelando permanentemente a los jueces de línea y al cuarto
árbitro, con y sin razón.
Ambos comportamientos son duramente penalizados
y las órdenes de la Internacional Board (entidad que implementa las normas para
la FIFA) son claras en el sentido de castigar con la expulsión inmediata.
Es bueno cortar de raíz ese estado de cosas si
no queremos ver al futbol boliviano en la marginalidad.
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