Si se hubiera callado, el coronel habría contribuido más para resolver los problemas del conturbado fútbol boliviano.
La mente brillante del jefe policial comparó al público futbolero de la ciudad de El Alto con “personas que asisten al cine.”
O sea, para el uniformado, el público alteño asiste a los juegos futbolísticos en silencio, sin gritar, sin emitir emociones a viva voz, sin moverse de sus butacas. Lo único que faltó es que diga que a la hinchada ve los partidos en la oscuridad.
Definitivamente, la metáfora utilizada por Chuquímia fue muy infeliz.
Peor, otra declaración del coronel también desnudó las deficiencias profesionales de nuestra policía: “No existe ninguna normativa policial, ya sea a nivel departamental o nacional, sobre la cual puedan basarse para los temas de seguridad…”.
Me pregunto: ¿el Cuerpo de Bomberos(que también es de la Policia) no tendrá una norma?
Al intentar caer bien y contentar a una ciudad que se caracteriza por su combatividad política, todos los defensores del estadio Los Andes de El Alto (inclusive periodistas deportivos), no hacen más que justificar el por qué nuestro país ocupa el último lugar en el ranking futbolístico en Sudamérica.
Pero lo que uno espera o, mejor, esperaba, era que la Policía Nacional actuara en cuestiones de seguridad pública, con base a conceptos técnicos y profesionales y no político-populistas.
Aún hay gente que piensa que fútbol profesional es solamente 22 hombres y tres árbitros corriendo atrás de una pelota.
La luz del tunel está cada vez más al fondo.
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